La paradoja de la burbuja anunciada
Si hay algo que realmente está en burbuja dentro del mundo bursátil actual, es precisamente la cantidad de personas que anuncian una burbuja inminente. Esta tendencia se ha convertido en un fenómeno viral en redes sociales donde todos parecen querer sumarse al coro de advertencias apocalípticas.
La ironía es evidente: si finalmente ocurriera un desplome bursátil en los próximos meses, estaríamos ante el crash más anunciado y publicitado de la historia financiera moderna.
Desde mi experiencia tras haber vivido varias crisis bursátiles, puedo afirmar que todos los grandes descalabros del pasado han pillado al mercado por sorpresa. Esta constante repetición de advertencias podría ser, paradójicamente, un factor de tranquilidad en lugar de preocupación.
La burbuja de inteligencia artificial: ¿Realidad o exageración?
Es probable que efectivamente estemos presenciando la formación de una burbuja en torno a la IA. La historia nos enseña que cuando surge una nueva y emocionante idea de inversión, inevitablemente se generan expectativas irreales que suelen terminar en correcciones dolorosas.
Sin embargo, la situación actual probablemente esté mucho más lejos del escenario catastrófico que pintan muchos creadores de contenido y youtubers financieros. Esto no significa que debamos bajar la guardia, sino todo lo contrario: debemos mantenernos vigilantes ante los síntomas clásicos de formación de burbujas.
Análisis de valoraciones: Mercado público vs año 2000
El indicador más importante para detectar burbujas son siempre las valoraciones. Si comparamos los ratios precio-beneficio (PER) actuales del sector tecnológico con los del año 2000 -el referente lógico por tratarse de una burbuja tecnológica pura- los datos revelan diferencias significativas.
En el año 2000 existían:
- Dos empresas con PER superior a 100
- Una de ellas con PER por encima de 200
- Varias compañías con PER alrededor de 90
- Una mediana del sector en 41
Actualmente, solo encontramos una empresa con PER superior a 100. Incluso compañías consideradas emblemáticas de la supuesta burbuja de IA como Nvidia presentan un PER de aproximadamente 30, con una mediana del sector en 31.
La clave diferencial reside en que el actual incremento de cotizaciones de las grandes tecnológicas viene acompañado de aumentos similares en sus beneficios, un fenómeno que no ocurría en los meses previos al crash del 2000.
El verdadero epicentro del riesgo: El mercado privado
La situación cambia radicalmente cuando nos trasladamos al mercado de capital privado que está financiando a las startups que compiten por el dominio de la inteligencia artificial.
En este ámbito, las valoraciones con PER en el entorno de 100 o superior no son la excepción, sino la regla. Estamos hablando de compañías que han alcanzado valoraciones de un billón de dólares (un trillón en términos anglosajones), cifras que superan el PIB de muchos países.
Entre las empresas más destacadas encontramos:
- OpenAI
- xAI de Elon Musk
- Anthropic
- Databricks
- Perplexity
Estas cinco compañías, junto con otras diez más, han absorbido la increíble cifra de 160.000 millones de dólares en inversión solo durante los últimos 12 meses.
El optimismo desmedido y el timing de los resultados
Otro factor clásico en la formación de burbujas es el exceso de optimismo que deriva en volúmenes de inversión desproporcionados y expectativas irreales sobre el timing de los resultados.
La inversión en centros de datos es un ejemplo perfecto. Sin duda será una gran inversión con resultados magníficos a largo plazo, pero las preguntas críticas son:
- ¿Cuánto tiempo tardará en ser rentable?
- ¿Qué problemas enfrentarán los promotores si los resultados se retrasan?
- ¿Cómo afectará a las empresas cotizadas que han invertido en ellos?
El fenómeno del cruce de participaciones
Un aspecto particularmente preocupante en el ecosistema actual es el complejo entramado de cruce de participaciones entre empresas. Observamos relaciones como:
- Nvidia con OpenAI
- OpenAI con Oracle
- Microsoft con múltiples startups de IA
Estas interconexiones crean un sistema de dependencias mutuas donde un problema en una compañía podría propagarse rápidamente a través de toda la red.
La dicotomía inversora: Mercado público vs privado
Las grandes tecnológicas cotizadas realizan inversiones muy elevadas, pero simultáneamente generan ingresos masivos que sustentan estas apuestas. En contraste, el mercado de capital privado está invirtiendo cifras brutales en empresas que, en muchos casos, todavía no generan beneficios significativos.
La ironía histórica es que muchas de las actuales "siete magníficas" fueron precisamente las que provocaron el crash del año 2000 debido al exceso de expectativas. Ahora, estas mismas compañías están financiando a la siguiente generación de startups que podrían repetir el patrón.
Lecciones del pasado: Cuando el peligro viene de fuera
La historia financiera nos enseña que los problemas más graves de la bolsa suelen originarse fuera de ella. El caso del fondo Long Term Capital Management (LTCM) es paradigmático.
Este fondo reunió a cinco premios Nobel de economía bajo la premisa de que "nada podía fallar" con semejante concentración de talento. No solo invirtieron el capital del fondo, sino que se endeudaron por 20 veces su valor. El resultado fue un colapso tan monumental que obligó a la Reserva Federal a intervenir para salvar a los bancos prestamistas.
La lección es clara: el conocimiento teórico de la economía en las aulas es muy diferente a la comprensión práctica de los mercados y la capacidad de generar ganancias consistentes en ellos.
Conclusión: ¿Dónde poner el foco de atención?
Esto no significa que debamos ignorar lo que ocurre en el sector tecnológico cotizado, sino que probablemente debemos prestar más atención al mercado privado, donde encontramos:
- Valoraciones estratosféricas
- Expectativas hiperoptimistas
- Afluencia de inversores no habituados a estos vehículos
Esta combinación representa un cóctel potencialmente explosivo que merece vigilancia constante.
La lección de la línea Maginot
Los problemas suelen llegar por donde menos se les espera. Los franceses construyeron la línea Maginot como una defensa infranqueable, confiados en su impenetrabilidad. Los alemanes simplemente atacaron por el único lugar que parecía imposible y llegaron a París en dos días.
En los mercados ocurre exactamente lo mismo. Mientras todos observan ansiosamente las pantallas de cotizaciones buscando señales de burbuja en los valores más comentados, el verdadero riesgo podría estar gestándose silenciosamente en los mercados privados, donde las valoraciones han perdido todo contacto con la realidad económica.
La vigilancia constante y el análisis crítico siguen siendo nuestras mejores herramientas para navegar estos tiempos de euforia tecnológica. La historia se repite, pero rara vez de la manera que esperamos.